Un físico inventa unas gafas para distribuir entre los pobres Hasta ahora ya se han repartido treinta mil pares en quince países
fuente: la voz
Josh Silver, un profesor de Física jubilado de la Universidad de Oxford, ha inventado unas gafas que cada persona puede ajustar según sus necesidades y que ayudarán a ver mejor a millones de personas en los países pobres. Treinta mil pares de gafas de su invención han sido ya distribuidas en quince países, pero él tiene planes mucho más ambiciosos: el próximo año quiere probarlas a gran escala en la India, donde su equipo pretende distribuir hasta un millón, recogía ayer el diario The Guardian. Silver ha diseñado unas gafas que se basan en el principio de que cuanto más gruesa es una lente más capacidad correctora tiene. Sus anteojos llevan dos tubitos circulares llenos de fluido, cada uno de los cuales está conectado a una pequeña jeringa fijada a la patilla. La persona que necesita corregir su visión ajusta el dial de la jeringa para agregar o disminuir la cantidad de líquido en la membrana, modificando así la potencia de la lente. Una vez que el usuario se siente cómodo con la graduación de la lente, solo tiene que cerrar la membrana con un pequeño tornillo para que no se escape líquido, y retirar las jeringas. El principio es tan sencillo que «cualquiera puede entenderlo fácilmente», dice el inventor. El ingenio puede ser de enorme utilidad para los países en que escasean los optometristas. Si en Gran Bretaña, por ejemplo, hay uno por cada 4.500 habitantes, en el África subsahariana la proporción es de uno a un millón. Las consecuencias positivas de suministrar ese tipo de gafas a los habitantes de los países en desarrollo son enormes, según el inventor. Disminuirá fuertemente el analfabetismo, los pescadores podrán remendar más fácilmente sus redes, y las mujeres miopes, tejer sin problemas. «Hay habitantes en esos países que no pueden seguir trabajando más allá de los treinta y pocos años porque prácticamente han perdido la vista -explica Silver-, y ahora esa gente podrá seguir haciéndolo muchos años más». Para el proyecto indio, Silver ha unido sus fuerzas con Mehmood Khan, un empresario cuya familia gestiona un programa humanitario en 500 aldeas en el Estado norteño de Haryana. «Para mí, un millón de pares de gafas al año no es prácticamente nada. Cada uno de los distritos en que trabajamos tiene al menos medio millón de personas que las necesitan», dice Khan. El empresario quiere convencer a los gobiernos y a las propias Naciones Unidas de la importancia de financiar este proyecto, que tiene otras ventajas, afirma, porque cuando los pobres se independizan económicamente, se convierten en clientes potenciales.
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