Galicia ensaya un plan para extraer energía de las corrientes marinas MeteoGalicia elaborará un mapa con las mejores zonas para la explotación eléctrica de las masas de agua Gamesa ha diseñado un prototipo de turbina para un proyecto en el que colabora la Universidade de Santiago Autor: R. Romar
Es como un aerogenerador eólico, pero puesto del revés. El modelo es el mismo, solo que las palas, en vez de moverse por la fuerza del viento, lo hacen al ritmo de las corrientes marinas, a cuarenta metros de profundidad. De momento, las turbinas para el aprovechamiento eléctrico de los flujos oceánicos se encuentran en fase experimental en distintas partes del mundo, pero esta tecnología renovable puede dar un paso importante en Galicia mediante un proyecto impulsado por Gamesa, uno de los principales fabricantes mundiales de aerogeneradores, en el que colabora la Escuela Técnica Superior de Ingeniería de la Universidade de Santiago y MeteoGalicia, dependiente de la Consellería de Medio Ambiente y la USC. La iniciativa está apoyada por la Xunta. La empresa proporcionará una turbina de nuevo diseño, patentada en España, que se sumergirá bajo el agua con el fin de aprovechar la energía que se genera por las corrientes y producir electricidad. MeteoGalicia, por su parte, se encargará de desarrollar el mapa de las corrientes marinas que existen en Galicia para determinar cuáles son las mejores zonas para probar el prototipo y con vistas en el futuro a una explotación de este recurso a mayor escala. A partir de estos trabajos, entra en escena el equipo de ingeniería dirigido por el catedrático Manuel Bao Iglesias. Su misión será la de definir qué tipos de suelo, siempre rocosos, son los más idóneos para sostener las torres y la de articular los sistemas de anclaje más eficientes, así como los materiales más idóneos. No en vano, la corrosión y la mayor presión del fondo submarino son algunos de los obstáculos que hay que vencer. Sobre la potencialidad de la nueva tecnología energética, Manuel Bao apenas tiene dudas, pese a que la fuerza de las corrientes marinas es muy inferior a la que se puede encontrar en el aire. Esta aparente desventaja se compensa con creces con la mayor densidad del agua, con lo que la energía que impulsaría las palas sería mucho mayor. «La densidad del agua es superior a la del aire -explica Bao-, con lo que aquí, con una velocidad estimada de las corrientes de un metro por segundo, se conseguiría una energía por unidad de superficie ocho veces superior a la que se obtendría en el aire a una velocidad de cinco metros por segundo». «El potencial es enorme», añade. Producción Galicia, en principio, parte en desventaja con respecto a otras zonas en las que se pretende ensayar este tipo de tecnología, como el golfo de México, donde las masas de agua en movimiento alcanzan velocidades superiores a los tres o incluso cuatro metros por segundo, o en las islas Británicas, con dos metros por segundo. Pero en la comunidad, con un metro por segundo que se espera obtener de media, se podría conseguir por cada torreta, a la que se acoplarían dos turbinas bajo el agua, una potencia equivalente a un megavatio. Más que suficiente para que, de confirmarse estos datos, la iniciativa pueda ir más allá de un ensayo experimental y para que la velocidad de las corrientes marinas se convierta en un futuro a corto y medio plazo en una alternativa energética más para la producción eléctrica. El grupo de Bao también está estudiando qué opciones existen para minimizar el efecto de este tipo de instalaciones en la navegación marina |