Las eléctricas no competirán en el mercado libre hasta final de año La OCU teme que se nieguen a hacer rebajas antes de mediados del 2010
Fuente: la voz
En 49 días, la tarifa regulada que blinda el precio de la luz será historia. El Gobierno ha tardado tres años en liberalizar el mercado, desde los grandes consumidores en el 2007, a los clientes domésticos y pymes, a partir del 1 de julio. Pero a menos de dos meses para el salto final, que afectará a casi 27 millones de usuarios, sigue sin haber una competencia real de precios. Y no se esperan ofertas al menos hasta final de año. Así lo admiten fuentes de Unesa, la Asociación Española de la Industria Eléctrica, donde se integran las principales compañías del país. ¿Por qué? La patronal del sector considera «imposible» aplicar «rebajas considerables» antes de que la pesada maquinaria reguladora del mercado mayorista se engrase.
El director de relaciones externas de Unesa, Antonio Petit, explica que «a partir de ahora los generadores de electricidad serán los mismos y los cables que llegan a las viviendas, también; pero habrá unos señores distintos [las comercializadoras] comprando electricidad en el mercado mayorista para vendérsela a todos los usuarios». Estos dependen de que el nuevo sistema de subastas se regularice para saber cuánto les cuesta a ellos la luz. «Entonces se lanzarán a por los clientes», dice Petit, «pero no antes».
Así hablan las compañías. Pero las organizaciones de consumidores temen que sea necesario esperar al menos un año para que en el mercado de la luz ocurra algo similar a lo que ahora sucede con las operadoras de telefonía móvil, que «buscan» a los clientes con agresivas ofertas. En buena medida porque para los 26 millones de clientes domésticos con menos de 10 kilovatios contratados, las actuales ofertas del mercado libre (con rebajas máximas del 2,5%) los ata por períodos mínimos de 12 meses y máximos de 18. Solo después de ese compromiso de permanencia podrán cambiarse de comercializador. Y si ahora optan por no acudir al mercado regulado, ingresarán automáticamente en la tarifa de último recurso, que tal y como está concebida por Industria será casi un 5% más cara que los precios actuales.
En el nuevo mercado, las ofertas estarán más sometidas que ahora a las fluctuaciones de las materias primas. Si sube el petróleo, el recibo de la luz será más caro. Y si el crudo baja, las comercializadoras dispondrán de mayor margen para lanzar precios más agresivos.
La experiencia del Reino Unido, Bélgica y los países nórdicos hace pensar que al final sí llegará una competencia real a España. En Bélgica, por ejemplo, una familia puede ahorrarse entre un 15 y un 18% en su recibo anual de luz si permite que la compañía lea su contador una sola vez al año en lugar de todos los meses.
Las eléctricas recomiendan una «mejor planificación del consumo». Hay estudios que prueban que España podría vivir igual demandando un 20% menos. «Si además de las bombillas de bajo consumo -señalan en Unesa-, nos preocupásemos por tener un buen aislamiento en la vivienda o por cómo usar algunos electrodomésticos, mejoraría el consumo y se reduciría la factura mensual».
|