El escándalo de evasión fiscal vía Liechtenstein salpica a España La Agencia Tributaria analiza información sobre contribuyentes españoles con cuentas en ese país -------------------------------------------- Ya no son solo acaudalados alemanes los que temen que los saquen de la cama en medio de la noche los inspectores fiscales. También en España hay quien ha puesto las barbas a remojar, después de ver a Klaus Zumwinkel, ex presidente del Deutsche Post, pasar unas horas en prisión, tras desvelarse que defraudó a las arcas del Estado germano más de un millón de euros. La Agencia Tributaria hizo público ayer en un breve comunicado que está analizando la información sobre ciudadanos españoles, incluidos en las listas de cuentas y depósitos bancarios en Liechtenstein que un ex empleado del banco LTG del paraíso fiscal vendió a los servicios secretos alemanes. El escándalo de evasión fiscal que sacude Alemania de norte a sur desde hace dos semanas, ha salpicado ya, entre otros países, a Suecia, Finlandia, Noruega y los Países Bajos, que, según informaciones publicadas por el diario británico Financial Times, también han mostrado interés por los datos contenidos en un CD que le costó al Estado germano más de cuatro millones de euros. Incluso la vecina Francia habría obtenido datos que Berlín estaría dispuesto a compartir de forma gratuita. De hecho, la Agencia Tributaria aseguró ayer que los servicios fiscales de «España, Australia, Canadá, Francia, Italia, Nueva Zelanda, Suecia, el Reino Unido y Estados Unidos, entre otros, están trabajando de manera coordinada» en este asunto. Aunque la Fiscalía de Bochum, que lidera las investigaciones del escándalo de evasión fiscal más sonado en la historia de Alemania, no quiso citar ayer más nombres, las redadas continúan en todo el país. La mano dura mostrada por las autoridades germanas desde que se destapó el escándalo ha llevado ya a 91 evasores fiscales a confesar que desviaron fondos a las fundaciones de Liechtenstein. Además de un cruce de acusaciones entre los Gobiernos de ambos países. Autoinculpaciones Mientras tanto, continúa la avalancha de autoinculpaciones. Hasta 71 personas han presentado denuncias contra sí mismas, con el fin de evitar la cárcel. Y es que esta vez, el Gobierno alemán va en serio. El resultado se deja ver en las cifras. Las redadas practicadas en Múnich, Fráncfort, Stuttgart, Hamburgo -por citar solo algunas de las principales plazas bancarias del país- han llevado a los evasores confesos a devolver al fisco 28 millones de euros. Pero el monto defraudado descubierto hasta ahora, asciende a 200 millones de euros. Hace tiempo pues que el Estado alemán ha amortizado los más de cuatro millones de euros que pagó por un CD con información secreta. Buscaban cuentas de potenciales terroristas y se encontraron con un escándalo de fraude fiscal a gran escala, incentivado por el secreto bancario y las laxas leyes en el principado alpino. Y esto no es más que la punta del iceberg. La fiscalía se ha concentrado en 150 potenciales evasores, apoyadas por un amplio dispositivo formado por ocho fiscales, 139 inspectores fiscales y una veintena de expertos. Continúa la investigación Y, ¿hasta qué punto es legal hacer uso de esa información robada en Liechtenstein? El fiscal jefe de Bochum, Hans-Ulrich Kruck, no pudo ser más claro ayer a la hora de recordar que no forzaron a nadie a robar la información. También subrayó que las pesquisas continúan adelante. Ahora están en el punto de mira de los investigadores tres bancos alemanes que son sospechosos de haber aconsejado a sus clientes hacer uso de los servicios de las fundaciones de Liechtenstein.
Autor: Úrsula Moreno La voz
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