El museo más ecológico del mundo La nueva sede de la Academia de Ciencias de California, un ejemplo de diseño revolucionario y funcionamiento volcado en la sostenibilidad
fuente: la voz
Verde por fuera y verde por dentro. ¿Qué es? La Academia de Ciencias de California. La nueva sede de esta institución estadounidense, ubicada en el parque Golden Gate, de San Francisco, se ha convertido en el museo más ecológico del mundo, no solo por su diseño, sino también por su funcionamiento. Este gigantesco edificio ha sido levantado con materiales reciclados y se le ha provisto de un diseño sustentable, capaz de optimizar el aprovechamiento de la luz natural y de regular la ventilación y la temperatura.
Ideado por el arquitecto italiana Renzo Piano, es un edificio revolucionario de cristal y techo ondulado que parece haber crecido de forma natural en el suelo del parque. La idea le surgió tras pasar largas horas sentado frente al lugar donde debía levantarse el museo reflexionando sobre la mejor manera de incorporarlo al entorno. Su visión consistió en elevar un pedazo del parque y deslizar el edificio por debajo.
Lo primero que llama la atención es el techo: una superficie ondulada de diez mil metros cuadrados cubiertos de césped, plantas y flores autóctonas, que no solo mantienen fresco el interior del edificio, sino que también acumula al año 13 millones de litros de agua de lluvia, que es reutilizada. Esta techumbre aloja un auténtico ecosistema, que sirve como hábitat para la fauna local, donde predominan los colibrís y los insectos.
Para levantar su estructura se ha utilizado un 50% de material de demolición del edificio que antes ocupaba el lugar, que fue dañado por un terremoto en 1989. Además, en el exterior se han instalado 60.000 células fotovoltaicas, que generan energía y abastecen el 15% del consumo del museo. Es más, para aislar la zona de los muros se han utilizado viejos pantalones vaqueros. En el interior, la temperatura es fresca y, pese al calor que hace fuera en muchas época del año, solo hay aire acondicionado en unas pocas zonas del edificio. El sistema de ventilación permite la entrada y la salida de la brisa del Pacífico. Incluso el techo de cristal contiene compuertas y cortinillas controladas con un sistema computarizado que las abre y cierra según la necesidad de mantener los grados adecuados.
La nueva sede de la Academia de Ciencias de California ha costado casi 500 millones de dólares (342 millones de euros) y se espera que se convierta en el primer museo en ganar la certificación LEED platino del US Green Building Council, que evalúa lo verdes que son los edificios.
|